Bienvenido

Esta es una pagina hecha para aclarar tus dudas acerca de conceptos como Arqueología y sus derivados, acerca de culturas etc.

jueves, 17 de noviembre de 2011

UNIDAD DE COMPETENCIA III

TEMARIO

El devenir cultural de Mesoamérica.

Rasgos Culturales distintivos de: Posclásico Tardío: Cultura Tarasca


“Rasgos Culturales distintivos de: Posclásico Tardío: Cultura Tarasca”
La cultura tarasca o purépecha es una cultura precolombina de México que floreció principalmente en la región oriental del estado de Michoacán. La cultura se inició aproximadamente en el año 1200 d.C. y su esplendor terminó hacia el año 1600. Su gobierno era monárquico y teocrático. Como la mayoría de las culturas prehispánicas, eran politeístas. El calificativo "tarasco" es un exónimo considerado despectivo por los modernos descendientes de las poblaciones que conformaron esta cultura, que se autodenominan P'urhépechas.
Denominación que los españoles dieron al pueblo purépecha (en su lengua p'urhépecha) así como a su idioma que, contrariamente a lo que se ha pensado, carece de sentido despectivo y más bien parece tratarse de un término de parentesco usado por los antiguos purépechas para tratar a ciertos españoles con lo que se emparentaron políticamente. Tarasco procede de la voz tarascue (mi yerno o mi suegro), utilizada por los indígenas para referirse a los primeros españoles.[1]
Por mucho tiempo, este etnónimo predominó sobre todo entre los estudiosos, actualmente el nombre de purépecha ha tendido a prevalecer y deriva de la manera como se llamaba al antiguo estrato social y cultural de los trabajadores y mano de obra guerrera en los dominios de la confederación. Se ubicaban en el actual estado de Michoacán, nombre que deriva del vocablo náhuatl Mechuacan (Lugar de Pescadores) utilizado por los aztecas para referirse a dicho territorio. Los dominios del imperio p'urhèpecha se extendían al sur hasta el actual territorio del estado de Guerrero, al norte hasta el sur de Jalisco y centro de Guanajuato (del p'urhépecha Cuanashuato: cerro de la rana) y al oriente hasta la región conocida entonces como Taximaroa, hoy Cd. Hidalgo, Michoacán. Actualmente, la cultura p'urhépecha sobrevive, y conserva su idioma, en la región central del estado de Michoacán.

Actividades

Se dedicaban a la alfarería, escultura, arquitectura, pintura, orfebrería y notablemente la pesca fue y sigue siendo una actividad primordial para los purépechas. También eran los únicos que manejaban el bronce por lo que era uno de sus secretos.

 

 

Principales ciudades

Ciudad sagrada: Pátzcuaro, que significa "Donde se tiñe de negro".
Centro de poder: Pátzcuaro, Coyucan, Ihuatzio y Tzintzuntzan.
Cuna purepecha: Zacapu

Dioses

Los tarascos eran politeístas, su dios principal era Curicaveri (el que surge del fuego), sin embargo también era la deidad principal de recolectores, cazadores y de la guerra. También destacan:
  • Curicaueri (el gran fuego): Dios del fuego, se le considera la deidad más antigua de los tarascos.
  • Cuerauáperi o Kuerajperi: La que desata el viento, es esposa de Curicaueri, representa a la Luna, es a la vez madre y padre de todos los dioses. Deidad relacionada con la tierra y la lluvia, pues se le consideraba como la productora de las nubes, la auxiliaban cuatro deidades más, que eran sus hijas: Nube Roja, Nube Blanca, Nube Amarilla y Nube Negra.
  • Xarátanga: La que aparece en todas y diversas partes, es una advocación de la Luna o Cuerauáperi, señora o madre luna o luna nueva.
  • Pehuame: La parturienta, es otra advocación de Cuerauáperi o de la Luna madre, es la deidad del parto y esposa del Sol. Su principal centro de culto estaba en Tzacapu.
  • Nana Cutzi: La madre encorvada, actualmente los tarascos o purépechas siguen utilizando el nombre para referirse a la Luna.[6]
  • Tata Jurhiata: El padre sol, nombre que en la actualidad los indígenas michoacanos dan al sol como elemento natural y no deidad.

Grandes autoridades

A la máxima autoridad se le denominaba "Cazonci" o "Irecha". Destacan algunos gobernantes:
Iretiticátame: decidió que la cultura se establecería en el actual estado de Michoacán, México.
Tariácuri: fundador del reino Purépecha.
Zuanga: al enterarse del desarrollo de la Conquista de Tenochtitlan, recibió embajadores de paz enviados por el huey tlatoani Cuitláhuac. Envió a sus propios emisarios para evaluar la situación y prefirió mantenerse al margen, negando a Cuitláhuac la ayuda solicitada.[7] Murió debido a la epidemia de viruela, poco antes de que llegaran los españoles a la Meseta Tarasca.
Tangáxoan Tzíntzicha: hijo de Zuanga, último cazonci Purépecha. Recibió nuevas peticiones de ayuda por parte de Cuauhtémoc, pues Cuitláhuac, al igual que su padre, había muerto a causa de la viruela. La negativa del nuevo cazonci fue contundente pues mando matar a los emisarios mexicas. Emisarios purépechas fueron enviados para negociar la paz con Hernán Cortés en Coyoacán. El conquistador español hizo alarde con la artillería para impresionar a los purépechas. Tangáxoan Tzíntzicha preririó recibir a Cristóbal de Olid de forma pacífica el 25 de junio de 1522. Después de casi ocho años de convivencia con los españoles, la paz fue quebrantada por Nuño de Guzmán, quién en busca de riquezas, asesinó a Tangáxoan provocando la sublevación de los purépechas.[


Rasgos Culturales distintivos de: Posclásico Tardío: Cultura Mexica


“Rasgos Culturales distintivos de: Posclásico Tardío: Cultura Mexica”
Los mexicas—llamados en la historiografía tradicional aztecas — fueron un pueblo indígena de filiación nahua que fundó México-Tenochtitlan y hacia el siglo XV en el periodo Posclásico tardío se convirtió en el centro de uno de los Estados más extensos que conoció Mesoamérica asentados en un islote al poniente del Lago de Texcoco hoy prácticamente desecado, sobre el que se asienta la actual Ciudad de México, y que corresponde a la ubicación geográfica de la misma. Aliados con otros pueblos de la cuenca lacustre del valle de MéxicoTlacopan y Texcoco —, los mexicas sometieron a varios pueblos indígenas que se asentaron en el centro y sur del territorio actual de México agrupados territorialmente en altépetl.
Los mexicas fueron el último pueblo mesoamericano que condensó una rica y compleja tradición religiosa, política, cosmológica, astronómica, filosófica y artística aprendida y desarrollada por los pueblos de Mesoamérica a lo largo de muchos siglos. Junto con los mayas son el tema más estudiado de la historia mesoamericana, dado que se conservan fuentes documentales y arqueológicas, así como numerosos testimonios hechos en su mayoría de forma posterior por sobrevivientes de la Conquista de México. La numerosa cantidad de estudios sobre los mexicas hechos por investigadores de todo el mundo hace difícil una síntesis o un panorama general por la especialización de los estudios y las numerosas polémicas, que han permitido desechar conceptos y términos indígenas inadecuados apoyados en la lingüística, la antropología y la arqueología, los cuales fueron usados durante muchos años por estudiosos de los mexicas, basados en interpretaciones modernas y en muchos casos eurocentristas.
La mitología mexica, siendo muy diversa, pero hecha bajo el mandato virtual de Tlacaélel, situó el origen mítico en Chicomóztoc (náhuatl: chicome-oztotli-co, 'Lugar de las siete cuevas' )?, sitio relacionado con Aztlán —de donde viene el gentilicio azteca—, aunque no existe consenso sobre el punto exacto donde se encuentre el sitio por tratarse de un sitio mítico. La lengua de los mexicas era el náhuatl clásico, que actualmente es la lengua indígena con la mayor comunidad lingüística en México. El etnónimo azteca fue popularizado por investigadores muy posteriores a su tiempo. Sin embargo, cabe mencionar que los mexicas no se llamaban a sí mismos de esa forma, y que fue resultado de una mala designación posterior; y que las crónicas posteriores los nombraron en todo momento como «mexicanos» o «los de México».
A la llegada de los españoles, los mexicas mantenían relaciones de tensión con los altépetl sometidos, a los que les imponían fuertes cargas tributarias. Esta situación fue aprovechada por los recién llegados en 1519, que rápidamente establecieron alianzas con los zempoaltecas y los tlaxcaltecas. Tras la caída de México-Tenochtitlan, la élite gobernante mexica fue sometida e integrada gradualmente a la sociedad colonial, recuperando muchos de ellos cargos y privilegios. El resto de la sociedad mexica sufrió una serie de colapsos -principalmente el demográfico- en todas sus estructuras, pero fueron muchas las continuidades y resistencias que permanecieron por mucho tiempo y hasta nuestros días en los pueblos indígenas de México, aunque el grueso de la población entró en un proceso de una caída demográfica histórica en menos de un siglo sufrida por todos los pueblos indígenas por las nuevas enfermedades europeas y la explotación española.


Rasgos Culturales distintivos de: Posclásico Temprano: Mitla


Rasgos Culturales distintivos de: Posclásico Temprano: Mitla
Mitla (Mictlan o Lugar de muertos en náhuatl, Lyobaa o Lugar de descanso en zapoteco, Ñuu Ndiyi o Lugar de muertos en mixteco) es una zona arqueológica localizada en el estado mexicano de Oaxaca. La ciudad se localiza a 40 km de la ciudad de Oaxaca, y a más de 600 km de la Ciudad de México; en ella han trabajado diversos arqueólogos entre los que destaca Leopoldo Batres (1852-1926), quien descubrió cimientos zapotecos bajo las decoraciones mixtecas existentes.
En Mitla hay evidencias de ocupación humana desde principios de nuestra era (año 0 a 200). Ante la desaparición de Monte Albán como núcleo de poder, Mitla se convirtió en una población muy importante que funcionó como centro de poder para los zapotecas del valle. Su máximo crecimiento y apogeo ocurrió entre 950 y 1521.
La zona arqueológica comprende cinco conjuntos de arquitectura monumental: Grupo del Norte; Grupo de las Columnas; Grupo del Adobe o del Calvario; Grupo del Arroyo y Grupo del Sur. Los conjuntos del Adobe o Calvario y del Sur, por haber sido construidos en épocas anteriores, reproducen la tradición de plazas, rodeadas de palacios sobre plataformas, al estilo de Monte Albán.
En los conjuntos del Norte, de las Columnas y del Arroyo, se ubican los edificios administrativos y palacios de personajes de alto rango. Estos palacios se caracterizan por el uso arquitectónico de grandes monolitos y por sus fachadas ornamentadas con mosaicos de grecas de diferentes diseños enmarcados por tableros, elementos que son parte de la rica tradición arquitectónica zapoteca iniciada en Monte Albán con fuertes influencias teotihuacanas.
Al oeste de la población actual de Mitla, se encuentra "La Fortaleza", sitio defensivo amurallado por los zapotecas, para defender su ciudad de posibles invasiones. En las cercanías de Mitla se localiza el sitio de "Hierve el agua" que frecuentaban los zapotecas.
Entre las varias referencias que tienen del sitio, algunas aluden a la pintura mural. Cabe mencionar al Coronel De La Laguna (1803), quién afirma:
He encontrado en las ruinas de Mitla pinturas curiosas que representan trofeos de guerra y sacrificios
Ignacio Marquina se refiere a las pinturas y afirma:
En todos los edificios de Mitla hubo también partes decoradas con pinturas que casi han desaparecido
Paul Gendrop comenta sobre las pinturas:
Los códices mixtecos se distinguen por la nitidez y la precisión de sus líneas, y esas mismas cualidades se reflejan en los fragmentos de pintura mural que decoraban los dinteles de algunos edificios de Mitla
.
En distintos edificios del sitio hay evidencia de que existió pintura mural. A pesar de que se trata de pequeños fragmentos de color rojo, principalmente, es posible suponer que gran parte de las construcciones estuvo pintada. Se puede apreciar restos de rojo en las jambas de los pilares del Patio A en el Grupo de la Iglesia, en las jambas de los pilares del Patio I del Grupo del Arroyo, en los peraltes de los impluvia ubicados al centro de los patios y en los zoclos de algunos muros. Desde 1990 el proyecto La pintura mural prehispánica en México del Instituto de Investigaciones Estéticas de la Universidad Nacional Autónoma de México, se dedica al registro y estudio de los murales precolombinos, como los de Mitla.


Rasgos Culturales distintivos de: Posclásico Temprano: Chichén Itzá


“Rasgos Culturales distintivos de: Posclásico Temprano: Chichén Itzá”
Chichén Itzá (maya: (Chichén) Boca del pozo; de los (Itzá) brujos de agua )?[1] es uno de los principales sitios arqueológicos de la península de Yucatán, en México, ubicado en el municipio de Tinum, en el estado de Yucatán. Vestigio importante y renombrado de la civilización maya, las edificaciones principales que ahí perduran corresponden a la época de la declinación de la propia cultura maya denominada por los arqueólogos como el período posclásico.
La arquitectura masiva que ha llegado hasta nuestros días y que hoy es emblemática del yacimiento, tiene una clara influencia tolteca. El dios que preside el sitio, según la mitología maya, es Kukulcán, representación maya de Quetzalcóatl, dios tomado del panteón de la cultura tolteca. Dicho esto, hay que considerar que Chichén Itzá fue una ciudad o un centro ceremonial, que pasó por diversas épocas constructivas e influencias de los distintos pueblos que la ocuparon y que la impulsaron desde su fundación.
La zona arqueológica de Chichén Itzá fue inscrita en la lista del Patrimonio de la Humanidad por la Unesco en 1988. El 7 de julio de 2007, fue reconocida como una de las Nuevas Maravillas del Mundo, por una iniciativa privada sin el apoyo de la Unesco, pero con el reconocimiento de millones de votantes alrededor del mundo.
Chichén Itzá fue fundada hacia el año 525 d.C., durante "la primera bajada o bajada pequeña del oriente que refieren las crónicas", por los chanes de Bacalar (que después se llamaron itzá) y más tarde aún cocomes.
Habiendo establecido los chanes la capital de su gobierno en Chichén Itzá en la época señalada, provenientes de Bacalar, continuaron su trayecto de oriente a poniente en la península de Yucatán, al cabo del cual fundarían también otras ciudades importantes como Ek Balam, Izamal, Motul, T'Hó, la actual Mérida de Yucatán y Champotón.
Ya hacia el final del período clásico tardío, en el siglo IX,  Chichén se convirtió en uno de los más importantes centros políticos de las tierras del Mayab. Para el principio del posclásico (desde el año 900 hasta el 1500), la ciudad se había consolidado como principal centro de poder en la península yucateca.

Arquitectura
Las edificaciones de Chichén Itzá muestran un gran número de elementos arquitectónicos e iconográficos que algunos historiadores han querido llamar mexicanizados.[9] Lo cierto es que es visible la influencia de las culturas provenientes del altiplano mexicano, y la mezcla con el estilo Puuc, proveniente de la zona alta de la península, de la arquitectura clásica maya. La presencia de estos elementos procedentes de las culturas del altiplano fueron concebidas hasta hace algunos años como producto de una migración masiva o conquista de la ciudad maya por parte de grupos toltecas. Sin embargo, estudios más recientes[10] sugieren que pudieron haber sido la expresión cultural de un sistema político muy extendido y prestigioso durante el posclásico temprano en toda Mesoamérica.
De acuerdo con la evidencia disponible, es posible que muchas de las construcciones principales de la ciudad hayan sido destruidas hacia el final del siglo XI y reconstruidas más tarde. Se puede decir que el declive de Chichén Itzá se dio en un contexto de violencia, que condujo a la pérdida de la hegemoonía Chichén Itzá en el Mayab.
En el año 987 DC se formó la Liga de Mayapán, que fue una unión de casas sacerdotales de la península, entre las que las más importantes eran Uxmal, Mayapán y Chichén Itzá. Sin embargo esta liga fue destruida por un desacuerdo entre los caciques (Halach Uiniks) de los participantes que llevó a una declaración de guerra de uno de ellos, Hunac Ceel, quién se proclamó Halach Uinik de Mayapán. Esto originó la ruptura con los itzáes quienes perdieron el conflicto y debieron eventualmente huir en el año 1194 DC y refugiarse en el Petén, de donde habían venido originalmente hacia casi diez siglos.
A diferencia del inicio, cuando Chichén fue fundada, en que los mayas venidos de oriente buscaban la paz y el desarrollo de su pueblo estableciéndose en el Mayab (en lengua maya: Má= no Yab= mucho, muchos) "el lugar para unos cuantos", "para no muchos" —nombre que tenía la región toda, antes de la llegada de los españoles—,[12] al final, 1000 años después, la propia región se había convertido en lugar de pugnas y de luchas. En la caída, la élite estaba formada por guerreros, sacerdotes y comerciantes que gobernaban Chichén Itzá. Ellos habían introducido el culto al dios Kukulcán. Ellos habían levantado impresionantes construcciones con taludes y muros verticales y representaciones del dios pájaro-serpiente que vino de afuera. En el proceso de declinación el militarismo fue el fundamento indudable de esta cultura. Esto se hace evidente en el monumento llamado Plataforma de las Calaveras donde exhibían, clavados en estacas, los cráneos de cientos de enemigos.[13]
El Castillo y el descenso de Kukulcán
Formación de siete triángulos isósceles de luz en la escalera NNE simulando el cuerpo de una serpiente durante los atardeceres equinocciales, los rayos de luz penetran por la esquina nor-poniente de los basamentos de la fachada ONO.
Los múltiples y monumentales edificios de la gran explanada de Chichén Itzá están presididos por la Pirámide de Kukulcán, llamado por muchos "el Castillo", uno de los edificios más notables de la arquitectura maya. Es una pirámide de cuatro lados que culmina en un templo rectangular. Se asienta sobre una plataforma rectangular de 55,5 metros de ancho y tiene una altura de 24 metros. Cada lado de la pirámide tiene una gran escalinata, 91 escalones por lado y 1 más que conduce al templo superior, dando 365 escalones, uno por día del año. Balaustradas de piedra flanquean cada escalera, y en la base de la escalinata norte se asientan dos colosales cabezas de serpientes emplumadas, efigies del dios Kukulcán. Es en estas escalinatas y muy particularmente en sus pretiles o balaustradas, donde se proyectan durante el transcurso del día equinoccial, las sombras de las aristas de las plataformas o basamentos superpuestos, que integran el gran edificio, configurándose así la imagen del cuerpo de la serpiente-dios, que al paso de las horas parece moverse descendiendo y rematando en la mencionada cabeza pétrea situada en la base inferior de la escalinata.
Es en este juego admirable de luz y sombra, que representa la "bajada" de Kukulcán a la tierra, como quisieron los mayas simbolizar el mandato superior de acudir a la labor agrícola, ante la inminencia de la llegada de las lluvias, al concluir el mes de marzo en que se inicia la temporada de siembra de la milpa en la región.[14]
Queda evidente la íntima relación que hicieron, los inventores de semejante montaje, de su conocimiento astronómico, aplicado a la arquitectura, en un entorno religioso y para un fin estrictamente político de liderazgo de masas, que debían concurrir puntualmente a la cita de una ardua tarea de supervivencia: la del pesado trabajo agrícola de su cultivo esencial, el maíz, base de su alimentación. Se infiere, por ende, que ese espectáculo que hoy vemos como mágico, tenía que ver con la estabilidad social de los mayas.[15]

La llegada de los europeos
En el siglo XVI el conquistador español Francisco de Montejo y el franciscano Diego de Landa, realizaron las primeras visitas de los europeos a la zona y dieron cuenta detallada de la existencia de la ciudad.[16]
En 1840 John Lloyd Stephens y Frederick Catherwood visitaron la zona arqueológica de Chichén Itzá, en ese tiempo el área se encontraba dentro de la hacienda del mismo nombre que pertenecía a Juan Sosa.[17] En 1894, Edward Herbert Thompson adquirió la Hacienda de Chichén-Itzá, realizó estudios y exploraciones en la zona, en especial dentro del cenote sagrado. Durante esos trabajos muchos objetos encontrados fueron enviados indebidamente al Museo Peabody de Arqueología y Etnología de la Universidad de Harvard aunque, posteriormente, y debido a la intervención del gobierno mexicano, algunos de los objetos fueron devueltos. Al morir Thompson en 1935 la propiedad pasó a sus herederos aunque el control y la jurisdicción, así como la exploración sistematizada y el mantenimiento del extenso sitio arqueológico está a cargo, por disposición de ley, del Instituto Nacional de Antropología e Historia, organismo descentralizado del gobierno federal mexicano.
Cenote sagrado
Es un cenote a cielo abierto de 60 m de diámetro, con paredes verticales de aproximadamente 15 m del nivel del acceso a la superficie del agua y de 13 m de profundidad, que es aproximadamente el primer piso freático en esa zona de la península de Yucatán.
En este cenote llamado sagrado, se realizaban ofrendas al dios Chaac, señor de las lluvias, que consistían en objetos valiosos y la tradición dice que también sacrificios humanos, generalmente de doncellas nobles, ataviadas con ropas ceremoniales y enjoyadas. En el cenote también se sacrificaban prisioneros de alto rango, también como ofrenda religiosa.
A principios del siglo XX un cónsul estadounidense, Edward Herbert Thompson (1857-1935), cuya codicia fue despertada por estas referencias tradicionales, dragó el cenote y extrajo numerosos objetos que envió a su país vendiéndolos, principalmente al Museo Peabody de Massachusets; este museo, después de diversas gestiones del gobierno mexicano, retornó a México, en 1970 y en 2008, una buena cantidad de las invaluables piezas arqueológicas.
Más recientemente arqueólogos mexicanos han encontrado también piezas de jade, cuchillos de obsidiana, gemas, piedras preciosas, tesoros y esqueletos; sin embargo, se estima que aún el cenote no ha sido explorado exhaustivamente